lunes, 9 de mayo de 2011

EL ESPACIO INTERIOR. WRIGHT


En las “Prarie Houses”, el concepto de espacio interior de Wright se convirtió cada vez más en la característica más destacada del edificio. Fue apareciendo paulatinamente; él mismo describió la sala de estar de la Hillside Home School en 1902 como un paso importante en esta dirección. Las cuatro grandes columnas de piedra que sostienen el balcón ante la sala están situadas tras las altas ventanas que, sin partición, se elevan desde un antepecho hasta el dintel. De este modo se pone en evidencia que las paredes con las ventanas no son muros de soporte, pues los pilares del edificio están situados claramente detrás. Poco después realizaría los proyectos para el edificio Larkin en Buffalo, nuevo York, y para el Unity Temple Oak Park, Illinois. Mientras que Wright estaba trabajando en el proyecto  para Larkin, se hizo una maqueta en escayola del edificio, llevándosela a su estudio en Oak Park. “De repente, la maqueta estaba allí en medio del estudio, sobre la mesa” recordaría más tarde. “Entré y vi lo que había que hacer: tomé los cuatro ángulos y los aparté del edificio, haciendo de ello elementos individuales y volviéndolos a colocar. Y así comenzó lo que sería quería conseguir…. Ahora tenía características en lugar de muros. Seguí este procedimiento en el Unity Temple, en el que ya no había muros en sí, sino sólo elementos determinantes, mamparas reagrupadas hacia el espacio interior. Lo que en el edificio Larki había sucedido de modo instintivo, comenzaba a al hacerse consciente en el Unity Temple. Cuando hube terminado el Unity Temple, lo tenía. Era consciente de esta idea Sabía que había encontrado el inició de una gran cosa de una gran verdad en la arquitectura. A partir de ahora la arquitectura podía ser libre.”
Lo que había conseguido con el Unity Temple era en sus propias palabras, “la destrucción del bloque”, en la arquitectura. Los muros exteriores ya no sostenían el techo que se encontraba encima, ya fuera éste liso o a dos aguas. Los voladizos, en forma de brazo extendido o de ramas de árbol, permitían colocar las piezas portantes detrás del plano de la fachada. Los muros exteriores se convirtieron en elementos sin función portante, que el denominó “mamparas”, ya fueran opacos- de cemento, mampostería o madera-, ya transparentes- con ventanas o puertas de cristal-. De este modo, el espacio interior adquirió una nueva libertad y, al mismo tiempo una relación más íntima con el paisaje natural exterior. Desapareció la anterior distinción estricta entre el exterior y el interior; un desusado flujo del uno al otro se hizo posible… y también era deseado. Todo esto , esta liberación del interior en relación con el exterior, da sentido a la frase “el espacio interior se convirtió en la realidad del edificio”, y no los muros ni los tejados.

Esquema de construcción en sistema de módulos, 1921

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